Amaneció nuevamente, como acostumbraba pasarle desde hacía ya 120 años, y él corría a resguardarse de aquella muerte que ansiaba tanto, como temía.
Alexander vivía buscando la manera de acabar con su pesar, sabía que hubo un vampiro que pudo terminar con esa maldición, pero no estaba seguro si aquellos cuentos de Anne Rice eran verdad o ficción... Él quería creér, quería sentir algo nuevamente, aunque sea una mínima gota de esperanza.
El agua bendita no servía, las cruces, los ajos ni tampoco los risibles exorsismo.
Incendió aquella biblioteca del centro de Hamsburgo, de la cuál él creía que todos los autores que tenían eran Basura Comunista. Cuando el fuego fue lo bastante grande, los vecinos miraban anonadados desde el porche de su casa.
Alexander se avalanzó nervioso, a carcajadas limpias, ensordesedores gritos vampiricos que eran entre dolor, tristeza y nerviosismo. Tales gritos hicieron que todos alrededor callasen, y miraran sorprendidos... Alexander solo gritaba:
¡¡Dueño de la noche yo fuí!! ¡¡DUEÑO!!. Creía poder ser feliz.. PERO NADA CAMBIÓ! LAS TINIEBLAS SE AVALANZARON EN MI ALMA... Y NUNCA... NUNCA MÁS PUDE SALIR! Y POR FIN ME LIBERO!! LIBERO MI MENTE YA QUE ALMA NO TENGO, LIBERO MI MENTE DE ESTE MALDITO CONJURO AL QUE ME HE SOMETIDO!!
Todos allí, al ver como se quemaba de a poco, entraron a sus casas, y dejaron que la lluvia que próxima se encontraba apagara aquellos infernales fuegos.
Nunca más nadie tubo el valor de hablar sobre Alexander, todos afirmaron haber tenido un mal sueño colectivo, causado por alguna verdura mal lavada que habían consumido... Sí, eso fue afirmaban ellos. Mientras que con el correr del tiempo, solo las viejas ruinas de aquella biblioteca quedaron, pero olvidaron ya el porqué y quién se fue con todo eso...
04 junio 2010
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